jueves, 2 de agosto de 2007

Una Nano-Viña en el Jardín de la Casa

Planté las 238 matas el año 2002, principalmente con Syrah y algunas parras de Cabernet Sauvignon, no por razones comerciales, sino que como un desafío personal y para alimentar el ego, ansiando tener un vino propio elaborado por uno mismo. La viña está diseñada a escala humana, con espalderas bajas para recibir más sol y poca distancia entre las hileras, lo que permite sólo el paso de un caballo y sus artilugios de labranza, nada de tractores o máquinarias modernas. De hecho es una tarea especial conseguir prestado o arrendar el caballo y los arados viñateros antiguos. Una rastra de huincha, que tuve que usar en una oportunidad, la saqué del mini museo que tiene un amigo en su casa




Año a año, me voy dando cuenta que cultivar una viña es algo que se hace con el corazón, hay muchos factores que considerar y mucho que aprender, este año he tenido que buscar ayuda, ésta llegó de la mano de don Pedro Villagra, quién con paciencia me ha ido enseñando y trabajando mucho para mejorar a la "enferma" como dice él. Hemos tratado de mantenernos fieles a los preceptos orgánicos y del biodinamismo (creado por el poco conocido pero sabio, Rudolph Steiner). Todo en forma casi autodidacta, pero es claro que no siempre se puede remar contra la corriente. De todas maneras, las plantas sólo reciben azufre, guano de gallina, sol y agua, nada más.

Las vendimias son cortitas, mínimas, pero felices. Este año lo hicimos entre tres y nos demoramos un suspiro, la producción se la entregué en maquila a mi amigo Roberto Muñoz del Paseo del Vino, quien me ha orientado y guíado en muchos aspectos. Más adelante, con conocimientos y algo de inversión espero producir mi propio vino en una bodeguita que construiré en la casa, esta segunda etapa es más compleja y consolidará definitivamente a viña Boyeruca ("Casa de Canelos"). Lo gratificante de todo esto es que la viña es un ser vivo, un todo que se debe manejar como si fuera un niño o una mascota delicada y, el vino que se elabora después, también se mantiene vivo, cambia y reacciona día a día con el paso del tiempo, esto obviamente hasta que cumple su fin último: mojar el gaznate y calentar el alma del que lo bebe.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

que bueno ver gente que se apasiona y disfruta de los tiempos de la naturaleza

Gerardo Donoso dijo...

Bordea lo artístico o lo religioso lo que estás intentando.

De seguro no te harás millonario pero tu cabeza y alma estarán menos contaminadas.

Gerardo.